Ya estoy aquí otra vez. Después de bastantes días sin actualizar, y esperando que ciertos supuestos colaboradores -que tanto van diciendo por ahí que hacen mucho por el blog- me mandasen alguna cosilla (solo por comprobar si todos estos meses yo he estado equivocada o algo, no sé), veo que tengo que seguir sola (con mucho gusto, ya que por ellos no es 🙂 ). Cerca de dos semanas esperando, y nada. Solo verdaderos comentaristas y fans de Laila Winter y de Bárbara como por ejemplo David (Qentris), ana y muchos otros, colaboran de verdad. Luego claro, van de lo que van y pasa lo que pasa, que el mundo es para los justos.
Después de este enigmático mensaje que quien lo tiene que recibir sabe lo que quiero decir os dejo con una nueva entrada (de mi cosecha, tiempo y esfuerzo, por supuesto), con un nuevo dibujo ESPECTACULAR que ha hecho Bárbara (de su cosecha, tiempo y esfuerzo, por supuesto), con motivo de SAN VALENTIN. Jack y Aurige, dos mundos enfrentados, dos formas de ser, dos caminos que deberán recorrer y superar, y algo que los une, ¿amor? ¿odio? Espero que mañana, día de San Valentín, se lancen algo más que cuchillos 😉
Portaos bien mañana con vuestr@s amad@s, nemhiries!!
Podéis clickar en la imagen o AQUÍ para muchas más sorpresas e imágenes en el blog de Bárbara G. Rivero.
4 comentarios
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febrero 14, 2011 a 10:48 pm
Sara Garcia
Me encantan estas nuevas imágenes, estan chulas! 🙂
porcierto, no sabras ya algo de Laila 4 verdad¿? 🙂
besoss
febrero 16, 2011 a 11:34 am
lailawinter
Hola Sara!! Aún no sé nada de Laila 4 😦 pero en cuanto sepa algo lo pondré en el blog sin duda 😉
muchos besos!!
febrero 16, 2011 a 10:14 pm
Aurige
pues yo no se nada de laila winter pero si un dibujo del blog hay un dibujo de Etherea es chulisimo pero no lo ha hecho Barbara si no una chica que dibuja de escandalo.
febrero 16, 2011 a 10:16 pm
Aurige
no se si aquí lo habran puesto pero yo lo pongo es un trozo de capitulo del 4 libro:Muy lejos en lo alto, el sol apenas iluminaba el cortado de rocas grises que caían como una cortina de plomo llena de dientes, y la noche se desparramaba sobre la inmunda ciudad de Throagaär, rebosante de vida. Un destello púrpura, un ojo engañoso que distorsionaba el paisaje opresivo era la única luz, tan siniestra como el aleteo de un cuervo carroñero. Las sombras se deslizaban por la tierra como dedos untuosos, buscando con ansia el aroma de la sangre.
Aurige miró a Laila con ojos aterrados pero la chica no hizo gesto alguno ni sonrió al verla. La daga en su mano se teñía de rojo.
– Las has matado –la voz de la lunarïe fue un eco entrecortado de horror al descubrir los cuerpos sin vida de Cyinder y Nimphia a los pies de su amiga.
Laila ensayó una mueca que pretendía ser una sonrisa sarcástica. Sus ojos verdes relucían en medio de la penumbra como dos esmeraldas espectrales. Las sombras se movían a su alrededor, sonrientes, llenas de colmillos afilados.
– No puedo creerlo –gimió Aurige en un susurro sin poder apartar la vista de las figuras inertes, las lágrimas surcaban sus mejillas–. Tú no, Laila…
– Sí –confirmó ella con el cuchillo destellando por entre los hilos de sangre–. Y ahora, ya sólo quedas tú…